lunes, 10 de septiembre de 2007

LAS TÉCNICAS DE ANÁLISIS DE FUENTES HISTÓRICAS. EL COMENTARIO DE TEXTO.

ANEXO: EL ANÁLISIS DE LAS FUENTES HISTÓRICAS. EL COMENTARIO DE TEXTOS HISTÓRICOS

Texto de ejemplo:
“El poder soberano nada más recae en mi persona; nada más es por mí que los tribunales existen y tienen autoridad, y como que ellos ejercen en nombre mío, su uso nunca puede volverse contra mí; el poder Legislativo es únicamente mío, sin ninguna dependencia ni ninguna partición (..); el orden público completo emana de mí, y los derechos y los intereses de mi nación (...) descansan en mis manos.”
Discurso de Luis XIV pronunciado ante el Parlamento de París, 1661.

Antes de realizar el comentario, hay que:
1. Numerar las líneas del texto de 5 en 5.
2. Leer detenidamente el texto sin subrayar nada.
3. Leerlo una segunda vez subrayando las frases principales y los conceptos históricos. Buscamos en el diccionario aquellos términos que no comprendamos.

Hay que redactar el comentario de texto sin guiones, de manera que el esquema siguiente debe servir tan sólo de guía orientativa sobre los pasos que hemos de seguir.

1. Presentación y clasificación del texto: si no se tiene información de algún apartado, no es preciso mencionarlo.
- Tipo de fuente histórica:
a. Fuente histórica, primaria (realizada por uno/s de los implicados) y directa (fechada en el momento en el que se produce).
b. Fuente historiográfica, secundaria (realizada por personas que no tuvieron protagonismo en los hechos) e indirecta (posterior a los hechos).

- Naturaleza del texto:
o Texto jurídico (leyes, constituciones, decretos, tratados, etc.).
o Texto histórico-literario (memorias, autobiografías, cartas, obras literarias y de pensamiento, artículos de prensa, etc.).
o Texto circunstancial-histórico (discursos políticos, proclamas, manifiestos políticos, etc.): Son textos que se hacen en una circunstancia en la que se encuentra el autor.
o Textos económicos.
o Textos historiográficos: son textos de un autor posterior a los hechos, los cuales trata con una finalidad investigadora, es decir, textos escritos por historiadores.

- Localización temporal y espacial: Cuándo y dónde fue escrito. Hay que mencionar el proceso histórico relacionado con el texto.

- Autor del texto: identificarlo (puede ser un colectivo, como por ejemplo una institución, un partido político, etc.) y explicar brevemente datos biográficos que puedan ser de interés.

- Destinatario: indicar a quién va dirigido y su intencionalidad.

Por ejemplo, “El presente texto es un fragmento de un discurso del rey Luis XIV pronunciado ante el parlamento de París en 1661, durante el Antiguo Régimen. Por lo tanto, es una fuente histórica, primaria y directa y, según su naturaleza, podemos clasificarlo como texto circunstancial-histórico y político.”

2. Análisis del texto:
Es la parte más compleja del comentario. En ella se ha de:

o Extraer las ideas principales. No es preciso “copiar y pegar” lo que se ha subrayado sin más. Si se puede, hay que diferenciar las ideas principales y las secundarias.

En nuestro ejemplo, “En lo concerniente a las ideas principales del texto, el rey Luis XIV hace en su discurso una defensa de la monarquía absoluta, en la que la soberanía es real (línea 1), y el rey goza de los tres poderes: el judicial (líneas 1 y 2), el legislativo (línea 3) y el ejecutivo (líneas 3 y 4).”

o Explicar el contenido del texto, de qué trata, aclarando los conceptos históricos y las alusiones históricas que aparezcan.
o Explicar el contexto histórico.

En lo concerniente al contenido y al contexto histórico, en este comentario habría que explicar el Antiguo Régimen y sus características básicas (comenzando por la monarquía absoluta, que es el núcleo del texto), así como, en concreto, el reinado de Luis XIV y su significación. En cuanto a conceptos que aclarar, en este ejemplo deberíamos explicar la diferencia entre el parlamento de París del siglo XVII y los parlamentos actuales.

El orden de exposición de estos tres apartados no es rígido, pero en todo caso el comentario debe estar estructurado y resultar coherente cuando lo leamos.

Al hacer estos apartados, se deben hacer referencias al texto. Es decir, se deben hacer citas textuales explícitas (entre comillas e indicado las líneas del texto) o indicar en qué líneas o párrafos del texto se reflejan en el texto las ideas o acontecimientos de los que estamos tratando en ese momento del comentario. Las citas textuales deben estar bien integradas en la redacción y no pueden ser el grueso del comentario.

Hacer referencias al texto quiere decir relacionar lo que estamos explicando en la redacción con una frase, un concepto, una expresión o una idea que aparece al texto. Recuerda que:

o Siempre hay que aclarar dónde se encuentra en el texto la frase, concepto, expresión o idea (en qué párrafo, en qué líneas, etc.). Por ejemplo, “En el primer párrafo”, “en las líneas 3 y 4”, “(líneas 3-4)”, etc.

1. Las referencias al texto se pueden hacerse de dos maneras:

a. Una cita literal, es decir, escribir entre comillas una parte relevante del texto. Por ejemplo, En el Antiguo Régimen no existía la soberanía nacional sino la soberanía real, como se puede comprobar en el discurso el rey Luis XIV cuando éste afirma que “El poder soberano nada más recae en mi persona” (línea 1).
b. Una referencia al texto sin hacer una cita literal: por ejemplo, En el Antiguo Régimen no existía la soberanía nacional sino la soberanía real, como afirma en el discurso el rey Luis XIV en la línea 1.

Si queremos no copiar una parte de una frase que no es relevante, podemos poner (...): por ejemplo: En la monarquía absoluta de derecho divino el rey gozaba de los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), como se puede comprobar en el texto cuando Luis XIV sentencia que “nada más es por mí que los tribunales existen y tienen autoridad (...); el poder Legislativo es únicamente mío (...);e orden público completo emana de mí” (líneas 1-4).

3. Conclusiones:
Se debe hacer una breve síntesis final de aquello que hemos expuesto, sin entrar en detalles otra vez. Hemos de valorar la importancia del texto para la comprensión del pasado y su trascendencia histórica.
Este apartado se debe comenzar con un conector que deje claro al lector que ya estamos acabando (“En conclusión,...”, “En definitiva,...”, etc.).

En nuestro ejemplo: En definitiva, este discurso de Luis XIV es un ejemplo clarificador de las características básicas de las monarquías absolutas del Antiguo Régimen, sistema que será derribado a raíz de las revoluciones liberales que se inician con la revolución de EE UU y sobre todo con la francesa de 1789, las cuales tendrán continuidad en las olas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848 en Europa.

ERRORES QUE SE SUELEN COMETER AL REALIZAR UN COMENTARIO DE TEXTO HISTÓRICO:

1. Parafrasear el texto (repetir lo que dice con las mismas palabras o muy parecidas, para ocultar que no hemos estudiado suficientemente la teoría y que no tenemos los conocimientos adecuados para su realización).
2. Olvidarse del texto y exponer la teoría sin relacionarla con el análisis del texto (no extraer las ideas principales, no hacer referencias, etc.); es decir, aprovechar el texto como pretexto para demostrar lo bien que nos sabemos el tema.
3. Sustituir al análisis por un discurso literario subjetivo y/o desarrollar un tono polémico o agresivo con juicios personales, sin objetividad. Nuestra opinión, si es que la queremos reflejar, deberá hallarse siempre al final del análisis, en el apartado de conclusiones y dejando muy claro que se trata de nuestra opinión personal, y habrá de estar debidamente fundamentada.

2 comentarios:

KaD dijo...

Gracias por el índice para los comentarios de texto, únicamente quería informarle de un error en el texto, y es que fue Luis XIV quien pronunció el discurso.

TOMPEREZ dijo...

Gracias por la observación. En efecto, se trataba de Luis XIV. Gracias a tu colaboración el error ha sido subsanado.
Un saludo