jueves, 23 de enero de 2014

EL PAPEL DEL ESTADO EN LAS SOCIEDADES DE FINALES DEL S. XIX



En su momento vimos que la Segunda Revolución Industrial fue uno de los factores que impulsaron el desarrollo del Movimiento Obrero en el último tercio del s. XIX. La creación de partidos socialistas y de sindicatos obreros será uno de los rasgos políticos y sociales de esta época. Ahora que ya hemos examinado en qué consistió esta nueva aceleración de las innovaciones tecnológicas y productivas, dentro de esta nueva fase del desarrollo industrial, no está de más el revisar el papel que el Estado asumirá en este nuevo contexto.
Durante la primera Revolución Industrial y dentro de un contexto de crisis del Antiguo Régimen y de avances del liberalismo, se impuso el modelo de "Estado Gendarme"; se trataba de una forma de ejercer el poder muy atenta a la libertad económica y a la defensa de la propiedad privada capitalista. El Estado resultante de las revoluciones burguesas, el Estado liberal burgués, tenía como cometido esencial garantizar el orden económico y social, a través del ordenamiento jurídico y la represión policial y judicial de todos aquellos individuos o movimientos revolucionarios (marxistas, anarquistas, etc.) que pretendiesen alterar sus fundamentos. Este estado policía fue incapaz de entender las nuevas relaciones sociales surgidas de la industrialización, los nuevos conflictos de clase que ésta planteaba. La represión fue su respuesta, pero la progresiva organización de la clase obrera (en sindicatos y partidos políticos) y su creciente y amenazante número, irá debilitando este modelo de estado, obligando a los gobiernos a intervenir cada vez más en la regulación de la actividad económica y en las relaciones laborales y sociales. En la época del Gran Capitalismo, los gobiernos empezarán a adoptar parte de las medidas que se recogían en los programas de los partidos socialistas (educación laica y obligatoria, seguridad social, mejoras de la infraestructura urbana, etc.), como forma de frenar una futura revolución social y hacer frente a la presión de los sectores más progresistas de la sociedad europea. La mejora de las condiciones de vida que el nuevo desarrollo económico trajo consigo, así como los incipientes sistemas de previsión social que algunos países europeos impulsaron, serán las bases del futuro "Estado del Bienestar", cuyo desarrollo se producirá, en todo caso, fuera de esta época, tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). El esquema que acompaña esta entrada refleja algunos de estos acontecimientos que marcan un mayor intervencionismo del Estado en las sociedades europeas.

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